Blue Beauty y la rutina de belleza

Por: Ana Claudia Weber

En los últimos años han surgido términos como “green beauty” y “clean beauty” con el objetivo de promover un aspecto más responsable de nuestra rutina de belleza. Estos movimientos pretenden poner de relieve y crear soluciones dirigidas a todos los procesos que intervienen en la cadena de producción de cosméticos, desde la transparencia del origen de las materias primas, pasando por la producción,  hasta la distribución. Recientemente, también surgió el movimiento Blue Beauty para concienciar y debatir sobre nuestra relación con las condiciones de eliminación, minimizando el impacto en la red de agua y, en particular, en los océanos.

Según la ONU (Organización de las Naciones Unidas), cada año se vierten 8 millones de toneladas de plástico en los océanos y en 2050 tendremos más plásticos que peces en el mar. Además, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el 83% del agua que sale de nuestros grifos contiene partículas de este material, lo que también evidencia un riesgo para la salud humana.

La industria de la belleza tiene un impacto directo en estas cifras. Según el Sales Tracking de Segmenta, sólo en el canal selectivo en Brasil de 2017 a 2020 se consumieron aproximadamente 488 toneladas y 4 millones de litros en perfumería y cosmética, lo que equivale a 3.256 ballenas azules y 1.561 piscinas olímpicas, respectivamente. Con esta urgencia medioambiental en mente, la estadounidense Jeannie Jarnot fundó el movimiento Blue Beauty.

En este sentido, las marcas que se acercan a este movimiento son las que no sólo pretenden garantizar la ética y la sostenibilidad en toda la cadena de producción, sino que también piensan en soluciones para devolver a la naturaleza lo que se eliminó debido a sus operaciones o reducir mínimamente el impacto de sus envases y productos, así como la fórmula.

En el extranjero, Ren Skincare, del Reino Unido, es una de las referencias de marcas involucradas en este movimiento. Esta marca se ha comprometido a ser cero residuos para 2021, con todos sus envases 100% reciclados, reciclables y reutilizables. Para ello, han creado una botella 100% reciclada, con un 20% de plástico recuperado de los océanos por organizaciones sin ánimo de lucro y un 80% de plástico reciclado de botellas vacías.

Foto: Ren Clean Skincare

OSEA, por su parte, se centra en la transparencia en relación con sus materias primas, utilizando únicamente productos ecológicos, con algas recogidas a mano como ingrediente principal. En este sentido, el origen de sus materiales es sostenible y la marca opta por apoyar a las pequeñas empresas independientes.

Foto: Osea

En Brasil, aunque el movimiento es todavía más tímido, ya tenemos marcas internacionales y también nacionales que ofrecen fórmulas y envases que se preocupan por este concepto.

Los nuevos protectores solares de la marca francesa Caudalie tienen la fórmula “Ocean Protect”, resistente al agua, sin filtros hidrosolubles, que posee una alta biodegradabilidad. Esta línea ha presentado un crecimiento del  140% en el panel de seguimiento de ventas de Segmenta Brasil, por encima del crecimiento del 27% de los productos solares en 2020.

Foto: Caudalie

Ya la estadounidense Biossance, una marca de belleza que aporta soluciones sostenibles, encontró una alternativa biotecnológica 100% vegetal al escualeno, que durante mucho tiempo tuvo como fuente principal una raza particular de tiburón.

Foto: Biossance

GoldEntre las marcas nacionales, se destaca Australian Gold, del Grupo Boticário, que lanzó una nueva línea de protectores solares, que además de tener envases hechos con plástico vegetal, tiene una fórmula que no daña los corales marinos, siendo la primera marca en Brasil en ganar el sello “Safe for Corals”.

Foto: Australian Gold

Esta línea fue lanzada en los minoristas que participan en el panel Sales Tracking Brasil de Segmenta en septiembre de 2020, y ya se ha situado en el puesto 13 de las líneas solares en el último trimestre del año, contribuyendo con 2,1 puntos porcentuales al crecimiento del 53% de este tipo de productos en el periodo.

Natura, por su parte, lanzó en 2020 el perfume Kaiak Oceano con parte de los envases producidos a partir de residuos plásticos extraídos de la costa brasileña y la empresa estima que en un año se utilizarán 6 toneladas de plástico reciclado. No sólo se recicla el plástico, sino también parte del vidrio del envase, además del cartucho, que antes estaba envuelto en una película de plástico desechable y ahora se sella con pegamento.

Foto: Natura

También es importante destacar otras empresas nacionales que vienen destacando en acciones para reducir su impacto en la posventa como Simple Organic, Care Natural Beauty y Baims que utilizan envases de papel. Además, tenemos los ejemplos de la marca Cativa Natureza, que transforma las botellas de shampoo en jaboneras y otras piezas, y el minorista multimarca online Use Organic, que abrió un espacio físico para la experimentación con un lugar especial para la eliminación.

Otra marca nacional en evidencia es B.O.B. (Bars Over Bottles) que se compromete a reducir la contaminación por plástico en el mundo. La marca sólo tiene cosméticos sólidos, sin ningún plástico y sin productos químicos, preservando el agua y no contaminando los ríos y los océanos.

Foto: B.O.B.

Con más de 8.000 km de costa, que se extienden desde Amapá hasta Rio Grande Sur, Brasil tiene el 16º litoral nacional más largo del mundo. Además de poseer una gran biodiversidad, el litoral brasileño representa una gran relevancia económica para el país, tanto por las reservas de petróleo que representan el 70% de la producción nacional, como por los ingresos generados por los turistas internacionales y nacionales que recibe anualmente. Junto a esta gran importancia en la vida cotidiana de los brasileños, los consumidores están cada vez más informados. Con ello, han ido creando un sentido crítico y asumiendo la responsabilidad de las consecuencias que sus rutinas provocan en la naturaleza y, en particular, en los océanos, incluida la belleza.

Afortunadamente, aunque todavía queda mucho por hacer en este sentido, podemos ver con los ejemplos citados que tanto la industria como el comercio minorista han asumido compromisos sostenibles para ofrecer al consumidor soluciones que reduzcan el impacto medioambiental de forma conjunta. Es importante prestar atención a estas tendencias y crear acciones dirigidas asumiendo el protagonismo en este proceso.

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